lunes, mayo 30, 2005

Síndrome de la primaria/secundaria/preparatoria…

Lo inútil de mandarte a volar

Mijito, ya son las ocho y media, no sonó el despertador, ya no llegamos a la escuela, te vas a tener que quedar en casa… que sufrimiento faltar a una clase en la primaria porque no te despierten a tiempo… ¡día libre día libre!... no es que un niño no sepa usar un despertador, el ritual es ese, no serían buenos padres si no despertaran a su hijito para llevarlo a la escuela… Vino la secundaria, y no es que un niño de secundaria ya sepa usar un despertador, es que ya están hartos de ser “buenos padres” y aguantar los reclamos adolescentes por otros cinco minutos o por que los dejen en paz… pero eso si, no se le vaya a ocurrir faltar, vendrá regaño, vendrá castigo… vendrán problemas…
Llega la preparatoria, ahora soy yo el que compra pilas para el despertador, sé cuando puedo faltar y cuando tengo que ir… mientras llegue con buenas calificaciones no hay problema… más tarde en la universidad ya ni por las calificaciones se interesan…

En la primaria, si no voy a la escuela es culpa de ellos, ellos que no me despertaron o cuyo despertador falló. Yo no soy responsable, yo no intervengo en la decisión
En la secundaria se me ha dado la responsabilidad, debo hacerme cargo de ir a la escuela, pero si por una u otra causa no voy, conozco las reglas y los castigos a los que me hago acreedor si falto, si quiero faltar tengo un castigo… el ir no es mi responsabilidad, solo es una disyuntiva entre castigo y clases… la amenaza me quita la responsabilidad de ir o no ir, ellos son los responsables de que yo vaya, por eso ofrecen castigos a cambio de no cumplir la obligación de ellos…
Para la preparatoria las cosas cambian de nuevo, ahora existe una confianza en que “sabe lo que hace”, solo cada mes esperan ver que tienen razón en dar esa confianza. Las calificaciones positivas les dan la razón… quizá siga habiendo amenazas en caso de que los resultados no sean los esperados, un último esfuerzo por ser ellos responsables.
En la universidad no esperan boletas de calificaciones, no piden horarios, no exigen libretas de tareas, la responsabilidad cambia de manos, si se decide terminar la carrera en nueve semestres o diez es algo que los tiene sin cuidado…
A cada quien le llega su primaria, su secundaria y su preparatoria a su tiempo, un momento en el que una de las dos partes decide que es momento de cambiar de manos la responsabilidad… y entonces se puede crecer de verdad, y asumir, con libertad, la realidad…

- no puedes levantarte hasta que termines tus verduras -
- por favor come tus verduras –
- hay verduras por si quieres, ya sabes que las necesitas por las vitaminas –
salir a conseguir las propias verduras

No hay castigo que sirva sin entendimiento, qué pasa cuando se manda a la cárcel a alguien por robar, se le libera de la responsabilidad de quitarle a alguien lo suyo… robar = cárcel es muy diferente de robar = malo. ¿por qué estás en la cárcel? – porque me cacharon – dijo el preso, que no – por robar –

Quizá por eso es tan doloroso un perdón sincero, porque rompe el esquema de “secundaria”: hacerte daño = ganarme tu odio… no necesitas más, el odio es el castigo, es la cárcel, y el crimen queda “pagado”… el perdón, cuando es sincero, priva al “criminal” de esa cárcel… hice daño + recibo castigo = conciencia tranquila… y entonces tiene que enfrentarse con todo el peso de su acción… tiene que castigarse él mismo, tiene que decidir su propia condena y cumplirla… y mientras no lo haga, nunca va a crecer…
Yo te perdono… y tú, ¿te perdonas?

viernes, mayo 27, 2005

grito/MURMULLO

Justo cuando más te necesito es cuando no tengo las fuerzas para llamarte…
Hoy más que nunca te has quedado sin rostro, una conjunción de pasados y futuros que no logra cuajar en el presente…
Un grito de cuatro renglones para un muerto que no ha nacido… ¡despiértame!

miércoles, mayo 18, 2005

Cloncierto

Concierto multitudinario, hay algunas personas de pie apretujadas frente al escenario, más atrás están los que necesitan más espacio aunque no vean tan bien, por otra parte están los que decidieron sentarse, los que empujan, los que se quejan, los que llegan tarde, los que fuman, los que tosen, los que avientan cosas, los que platican en la parte más importante del concierto, los acarreados, los que cantan a gritos por la emoción aunque desafinen, los que suspiran, los que se besan, los que no pueden quitarse la cara de que la pasan mal, los que tapan a los demás, los que dan codazos, los que dejan o no dejan pasar, los que se vuelven pasillos humanos, los que compran todo, los que se quejan de los vendedores…
¿Yo de cuales soy?
Fácil, yo soy de los “normales”
Respuesta correcta pero inútil, ¿Qué aprendo de mi mismo al saberme “normal”? Nada…
Quiero saber quien soy, ¿qué parte de mi actitud puede desagradar al grupo? ¿Qué parte de mi se vuelve indispensable para ellos? ¿esa gente que me molesta por qué lo hace? ¿qué tiene la gente que me agrada?
¿Qué pasaría si toda la gente a mi alrededor, los que me agradan y los que me molestan se fueran de ahí y fueran sustituidos por… por… por mí… por miles de “yos”
¿Cómo sería el concierto? ¿qué me molestaría? ¿qué encontraría agradable? ¿habría empujones? ¿habría gritos, desafinados, objetos aventados?
Me imagino por un momento el zócalo de la ciudad, lleno de "yos", interesante conjunto de personas por supuesto, ¿Cómo se divertirían?...
En el cine…
En la fila para entrar a algún evento…
En un mercado ambulante…
Caminando por la calle…
Manejando en un embotellamiento…
¿Seríamos felices de recibir el trato que damos a los demás?

domingo, mayo 15, 2005

Concierta Soledad

Fue mi tiempo de ser fantasma, rodeado por más de cien mil personas y totalmente solo, dichosamente aislado… mi cuerpo físico fue atormentado por la lluvia y por el tiempo de pié sin poder moverme. El cuerpo mental escuchaba conversaciones ajenas, buscaba conocidos entre la multitud y contaba el tiempo. El cuerpo espiritual estaba en pausa, un éxtasis preventivo, un gozo preliminar a lo que se viviría.
Nadie me ve, nadie me oye, puedo dejarme ser en mi estado más puro, más libre, independiente… Aparece el invitado, se vuelve imponente el silencio de cien mil personas que esperan recibir un mensaje (al menos yo lo espero, y supongo los demás vendrán por lo mismo). La comunicación es instrumental al principio, guitarra, tres, contrabajo y flauta, después de una introducción que aumentó la expectativa llegó otra guitarra con la anhelada voz y como yo estaba solo, solo me hablaba a mí.

Me contó muchas historias, tantas que no pude quedármelas todas, solo las más importantes o las más trascendentes. Me hablo de soledad, y mis primeras lágrimas se derramaron al ver el cielo buscando a Casiopea, después de estar cumpliendo por un millón de años ese plan que se supone fue hecho para mi… esperando el mundo mejor, el propio, a mi gente… lloré con mi libertad de fantasma, imaginé, como siempre imagino, que un día llegarían esos hermanos que me explicarán el por qué de mi misión, me acogerán y llevarán a ese lugar donde no puedo cuestionar más, al lugar donde soy.

Poco después, mientras interiorizaba mi pasado, en palabras recuerdos, acciones e intenciones, me sorprendió que él se preguntara también a donde van, y coincidí, sí flotan eternas, y sí se acurrucan contra las rendijas del pensamiento. Todo lo que fue sigue siendo de ese modo, aunque tan lejano a veces que parece que fue vivido por alguien más… Me llené de recuerdos del pasado, algunos que parecían olvidados aparecieron de pronto, dejándome la sensación y la certeza de que hay demasiado que ya olvidé, o que no puedo recordar… me remonté al pasado, lo volví a sufrir y gozar, y me pregunté, ¿a dónde va? o ¿a dónde fue?... lloré.

Entonces me habó de ese hombre, y recordé, recordé pasado y presente próximos, y recordé a quien por dichos o por hechos es amado y alabado tanto, recordé que nunca pude hacerle llegar la advertencia que me llegó a mí… cuídate de ti, porque hay un placer perverso en creer merecerlo todo… cuídate de ti, porque el mismo don que te levantó puede ahogarte en lodo… más de una sensación me recorrió…

Una pequeña serenata diurna, cuando moría la noche, volvió a romper con mi entereza, la esperaba, me había preparado para esa serenata, recordando que pedir nada o casi nada nunca es lo mismo aunque sea igual… morí y me rehice, fui un hombre despierto… y la voz se me cortó al gritar que soy feliz… mientras se formaban, a mi derecha, los muertos de mi felicidad, y a la izquierda los que me mataron para obtener la suya… grité, esta vez para mis adentros: -perdóname-, con su imagen muy clara, más buscando perdonarme a mi mismo que su respuesta, seguido de un –te perdono-, también con clara imagen y también importándome más mi respuesta que la suya…

Poco a poco, conforme pasaban los minutos y las historias, lo más grande de mi salió a volar, fui un héroe épico, vencedor en un sueño con serpientes, tan puro que no pudo matarme el veneno que traía en mis entrañas desde hace tanto tiempo, tan fuerte que pude decir la verdad, mi verdad desde dentro del reptil y destruirlo… El héroe que fui se volvió el elegido, recordé mi pasado saltando de planeta en planeta en busca de agua potable, de vida, de algo semejante que fuera agradable… querible… besable… amable… recordé los momentos en que lo encontré, y también aquellos en que mi cabeza se llenó de cristales molidos… A diferencia del héroe de la historia que escuchaba, me di cuenta de que no he comprendido nada sobre guerras, me sentí bien, agradecí esa ignorancia que mantiene mi ilusión… Y rogué por seguir el buen camino, y por nunca ceder a la tentación de esa silla, por más cansado que esté, por más que los zapatos estén gastados, ojala nunca me termine por sentar…

Tuve una cita con ángeles, vi caer el papalote y la infancia con él, le grité que tome de mi todo, ya que el sol no da de beber, me di una canción, con las dos manos, sin defensa, como doy el amor, perdí lo más mío, un único unicornio azul, que también perdieron mis cien mil compañeros, escuché mi propio réquiem también dedicado a ti, me fui lejos a un dulce abismo, cuestioné mi derecho a decidir la historia de los demás, y opté por dejar que cada quien escriba la suya, como la de los hombres del Playa Girón, confronté mis emociones, que ojala se callaran pero nunca lo querré…
Entre lágrimas con letras e instrumentales me despedí de mi momento dejé fluir mi mente ante el canto de la flauta… mis propias historias se entrelazaron con las escuchadas… no tuve con quien compartirlas más que conmigo… fueron minutos, horas de espuma… que cuando terminaron de ser ya no eran… mi historia fue una roca… y el canto arena

jueves, mayo 12, 2005

Segundo

Salir de la oficina, la mente entre en blanco y demasiado saturada…
La misma esquina, si me toca el alto, sigo de frente, si está el siga a la derecha…
Extraño que caminar en esta ciudad sea un lujo…
El deporte de todas las caminatas, ¿Por qué la gente cree que nadie la ve cuando viaja en su coche? quizá por eso compran los modelos más nuevos y lujosos, porque cuando se suben creen que dejan de ser ellos y se vuelven su vehículo… en fin, mi pasatiempo es
Contar caras largas y buscar gente en esos vehículos, tratar, en un segundo, mientras no me ven, de adivinar o inventar su historia… Triste en esta ciudad ver tantas caras largas, las camiones suelen traer a una señora medio viendo adelante, sufriendo el tráfico, y medio viendo hacia atrás, sufriendo a sus hijos. Los otros vehículos suelen traer a una sola persona, desperdiciando cuatro asientos y la posibilidad de tener compañía en su viaje de regreso a casa. Las historias casi siempre las mismas, es difícil imaginarse que ese hombre de traje con la corbata un poco floja y cara de agobio vaya a ver a sus amigos o a su novia… siempre va a su casa a comer algo sacado del microondas, o al menos parece que eso va a hacer, y si en realidad fuera a ver a su novia, no auguro nada muy bueno para la relación… Todos ven al frente, y nadie se percata de que a los lados hay gente como yo, que los puede ver mientras hurgan en sus narices o mientras (los menos) pierden la compostura por un momento y cantan o bailan las canciones del radio…
Es triste que esas ventanas cancelen toda posibilidad de interrelación, la mayoría las lleva cerradas…
De vez en vez hay un personaje que merece ser recordado, a veces hasta se gana un nombre y una historia más completa o menos monótona que “el triste viaje de regreso a casa”…
Hoy fue un día de excepciones… apareció uno de esos personajes que se ganan una historia, se acababa de poner el siga, tuve que cambiar de sentido, ir a la derecha en lugar de seguir de frente. Empezaban a arrancar, lo que me dio poco más de un segundo para verla… mujer, joven cercana a mi edad, acompañada por otra mujer que no alcancé a ver, no podría decir que era guapa, de hecho ya no la recuerdo, no guapa, no fea… en realidad nada en particular, excepto que en lugar de ver al frente tenía la vista perdida en algún lugar cercano a donde mis ojos buscaban ver a quién manejaba hoy… el sentirse observada le hizo salir de su estupor, una fracción de segundo me miró a los ojos, y luego, entre que debía poner su velocidad y avanzar, y ese código no escrito de la ciudad que dice que ver a alguien por más tiempo sería inadecuado, volvió su vista a la calle…
No se si se tardó, pero me dio tiempo de sonreírle, no puedo decirla intención de mi sonrisa, no creo haber podido pensarla en esa fracción de segundo… me vio y volvió a su labor… o más bien me vio mientras giraba su cabeza… su cerebro fue más veloz que el mío, entendió la intención que yo no había entendido, mientras comenzaba a avanzar giró su cuello de regreso hacia mi, y entre sorprendida y emocionada me devolvió la sonrisa… una sonrisa dedicada, personal, mía… una sonrisa que se plantó en mi cara y que no me pude quitar por dos cuadras más…
Por una fracción de segundo se transmitieron más ideas y pensamientos de los que podría escribir: solidaridad, comprensión, complicidad ante la indiferencia del resto de las personas… por un momento fue una amiga íntima, fue quien más me conocía en el mundo, fue mi pareja de ese segundo, con todos los privilegios y responsabilidades…
En un segundo la conocí, me enamoré, la amé y la dejé ir. Nuestros caminos se separaron, pero estoy seguro de que ni ella ni yo nos olvidaremos por un buen rato…
Y solo por compartir una sonrisa en un semáforo…

lunes, mayo 09, 2005

Etéreo

La desesperada búsqueda de un trozo de realidad para aferrarme a él…
Subjetivo, el adjetivo que tengo que cargar al parecer por el resto de mi vida…
Todo lo que he vivido puede ser interpretado por alguien más, como bueno, malo, importante o intrascendente… también el efecto es muy diferente a la intención, hay quien vio en mi grandes obras que yo ni siquiera noté… ¿valen esas obras como mías? ¿valen esas obras como grandes?
Como toda esa gente puede interpretar mis obras, por supuesto yo también las interpreto… y al ser humano, falible, puedo estar cometiendo un error al interpretarme…
Así, todos los días lucho por tratar de cumplir mis objetivos… que paradójicamente son subjetivos al ser parte de mi naturaleza humana, sin dejar de tratar de ser absolutos dentro de la pequeña esfera de mi conocimiento…
Si mi objetivo es “ser bueno”, “ser útil” o “desarrollar mi potencial”… y trato de llevarlo a cabo de forma “absoluta”, entonces necesito tomar en cuenta además de mis evaluaciones personales las que haces tú, o cualquier otra persona con la que puedo ser bueno o útil… para confirmar si lo estoy siendo… No puedo ser tan orgulloso y egoísta como para convencerme de que lo que yo creo es bueno o malo lo será absolutamente… no puedo quedarme en intención, sin llegar a evaluar el resultado de mis propósitos…
Tristemente, tú tampoco eres una persona objetiva, así que debo cuestionar tu evaluación como cuestiono la mía… podría recopilar datos y ponerlos en tablas, para averiguar si en realidad soy la persona que quiero ser… pero no puedo asegurar que los datos que me den sean verídicos, o que las estadísticas no estén equivocadas por un golpe de azar… el resultado sería simplemente una aproximación o un aumento de probabilidades de tener razón…
A veces al amanecer dejo de estar en el mundo. Se me da la oportunidad de dejar de ser un rato, de vivir un mundo donde no estoy yo, y por lo tanto está limpio de mi subjetividad... en esos días tengo una misión, la de buscar una piedrita de absoluto, un solo punto ausente de la subjetividad de todos los seres humanos, un solo detalle que nadie pueda discutir… sería la piedra angular de mi vida, sobre ese pequeño cimiento podría construir lo que fuera sin que alguien pudiera cuestionarlo, ni siquiera y sobre todo yo. Y busco y corro, y paso el día más solo que nunca, etéreo, ausente y alejado de mis congéneres… pasa la mañana sin resultado, la tarde igual, llega la noche y vuelvo a mi refugio a meditar lo encontrado… el resultado es el mismo… incluso mi ser ausente es demasiado subjetivo como para poder evaluar el mundo que no modifica…
Poco a poco por los gritos, por las voces, amistosas o desesperadas, por las presencias… poco a poco regreso de mi viaje, podría decir que sin éxito, pero, subjetivamente, un poco más cerca del hogar que no existe, de la verdad que no voy a encontrar, pero que cada paso que me cerco logro comprender un pedacito más de lo que soy…
Otro hecho subjetivo, me puedes odiar, criticar, apoyar o querer porque busque lo que busco… puedes decir que estoy mal o bien, creo que no puedo aceptar ni contradecir a ninguno, simplemente así soy, no puedo evitar pensar así, de modo que prefiero tan solo sacarle el mayor provecho…
Seguiré pues tomando en cuenta tu opinión, eso no me hace inseguro, no me hace soberbio, no me hace mejor o peor que tú, no me hace débil ni fuerte, simplemente me hace ser yo.

miércoles, mayo 04, 2005

Deber

nació de el deber de ver...
yo solo un mudo testigo...
y así se debe quedar...
por eso no dire nada,
¿podrías esta vez decirlo tú?
te pido ese gran favor, no te vayas de aqui
sin desbordar algo de tus 1400...

si, te lo estoy pidiendo a ti

domingo, mayo 01, 2005

Gratitud

Qué difícil es escribirte, la inspiración suele venir de historias épicas, de grandes éxitos o fracasos, de momentos de emoción desbordada…
¿Cómo te voy a escribir a ti que eres mi refugio, donde regreso triunfal o derrotado después de cada batalla? No hay grandes cuentos, no hay grandes emociones, tú me haces entrar en razón y así puedo escribir acerca de cuando la pierdo…
A veces tenerte tan presente me hace olvidar lo importante que eres… siempre disponible, siempre dispuesto, sin pedir nada a cambio… más que unas palabras para que te puedas dar cuenta de lo importante que eres…
Sería inútil tratar de enlistar todo lo que has hecho por mí… consuelo, apoyo, consejo, regaño, complicidad, impulso, razón y pasión… Solo queda confesar algo que quizá no sepas, algo que das sin siquiera darte cuenta, lo más grande que me das…
Hoy tengo que darte las gracias por ser uno en lugar de dos, por ser el testimonio viviente de que si se puede, y de que yo no debo perder las esperanzas, de algún día fundir mi alma con la de alguien más…
Deuda saldada… una de tantas…