jueves, octubre 27, 2005

Desde el Banquillo

Round 1
¿Lista?
Acuérdate de lo que platicamos, sabes que suele descuidar su guardia abajo, aguanta un poco y contraataca. Izquierda y derecha, no dejes de mover los pies. En esta pelea te juegas todo, o te vuelves campeona o te vas al olvido.

Round 2

Vamos, vamos… ¿Qué está pasando? Te va ganando, trae mucha energía y la está descargando toda sobre ti, pon bien tu guardia.

Round 5
Todavía trae mucha pila, se ve que se preparó mucho para esta pelea, vamos a cambiar de táctica, necesitas guardar energías para el final, defiéndete por un par de rounds, no lo ataques, y haz que él proponga la pelea, que él se canse y haga el gasto.

Round 7
Bien, ya no está pegando como al principio ni moviendo tanto los pies. Un poco más y lo tendrás listo. Vamos a presionarlo un poco, quedan solo tres asaltos.

Round 8
Excelente asalto, él ya no puede más, pero ya te pegó mucho, y si no lo noqueas tú los jueces le van a dar la decisión a él. Hora de pasar a la ofensiva

Round 9
¿Qué hiciste? Lo tenías contra las cuerdas y lo dejaste ir, ya no puedes esperarte a que él tome la decisión, él no se va a caer solo, tienes que tomarlo de frente y darle el último golpe. De nada va a servir esta pelea que estás dando si no lo rematas. Si, sé que estás cansada, sé que ya no puedes más, pero necesitamos un último esfuerzo que le va a dar sentido a los otros nueve asaltos. Ya no le cedas la iniciativa, no lo dejes moverse, vuelve a ponerlo contra las cuerdas, pero esta vez termínalo.
Eres fuerte, te he visto acabar con alguien del doble de su tamaño, no me digas que es demasiado para ti… venga, que la campana está a punto de sonar, levántate, y de una vez por todas, ¡acábalo!

Round 10
Saltaste al ring, y te vi más decidida que nunca… a los quince segundos dominabas la escena de forma magistral… luego me calló algún objeto desde el público que me hizo perder el conocimiento…

Hasta ahí llega mi historia. Te dejo dos minutos y cuarenta y cinco segundos para que tú escribas el final…

martes, octubre 25, 2005

Consejo

Siempre antes de criticarte me detengo a pensar. ¿no hago yo lo mismo que te quiero hacer notar? ¿no corro el peligro constante de hacerlo?
Gracias a ti he aprendido mucho de mí, y de todo lo que puedo mejorar. Me has dado material de sobra, cada choque deja astillas de razón, y cada crítica, irrefutable, perfectamente hilvanada para que no puedas escapar, me ha quedado a mí también, quizá hasta mejor que a ti.
Llegas a desesperarme, por lo poco valiente que eres con respecto a mi, por como cada piedra en la vereda te ha hecho en su momento dar media vuelta y regresar sobre tus pasos. Un tiempo traté de tenderte un camino perfecto, pulido, para que no huyeras, después decidí dejar fluir mis propias necesidades, y el camino se tornó muy difícil, o quizá no tanto, nunca lo sabremos porque no lo recorriste. Un anuncio de advertencia fue suficiente para alejarte definitivamente –por un tiempo – del recorrido. Como experimento y por una combinación de circunstancias, quité el anuncio y te regalé un mapa, que detalla algunos de los atajos que puedes tomar cuando camines por aquí.
Mi consejo, mi crítica más bien, era por tu falta de constancia, por cómo renuncias de inmediato a la primera dificultad. Lo viví en carne propia, y me quedé sin fuerzas para ir abriéndote brechas en mi propia selva. Te dejo ahora, con tu mapa, con tu machete y con tu astucia, yo no puedo ayudarte a caminar, sino, acaso, recorrer a veces al lado tuyo, o esperarte al final de la jornada.
Como siempre, no se si quieras o puedas pensar que estas palabras son ciertas, como siempre, dudo que te sirvan de algo en realidad y como siempre, muchas gracias por dejarme ver en ti en lo que yo puedo errar.