sábado, septiembre 24, 2005

Dejando fluir al ego

Mi pensamiento prefiere quedarse guardado antes de salir a donde no se le pueda entender. De vez en vez surgen ganchos, fibras, hilillos que por tan delgados, parecerían invisibles. Flotan cerca de mi cabeza, cuanto más a unos pocos metros, esperando a tocar a alguien, a sentirlo, a asimilarlo. En ese proceso, las fibras sensibles de mi pensamiento se conectan, intersectan, acarician, es una sensación inmensamente placentera, plagada en un segundo de todas las emociones posibles, probables hasta ahora solo en el mundo de las ideas.
Quien logra sentir este contacto, tiene la primera prueba superada, muchos no pueden, o no quieren sentirlo. Después, algunos se logran preguntar qué los tocó, y saber que no solo fue el viento. Unos más, dejan fluir su curiosidad y afinan la vista para encontrar esos hilillos transparentes, casi imperceptibles. Tristemente, muchos se quedan ahí, satisfechos de saber qué los tocó, y sin seguir todas esas sensaciones hasta su origen.
No me molesta que sean tan pocos los que logran entrar a mí, sé que es difícil, las líneas de mi pensamiento son discretas, esquivas, y nunca se revelan más de lo que he elegido. Podría molestarme por estar a veces tan solo, pero sé que no cualquiera, no muchos, muy pocos, tiene la capacidad de jalar esos hilos, deformarlos, revolverlos, y regresarlos, inmensamente crecidos, más complejos, más hermosos…
No solo hay que verlo para que sirva, si quieres tenerme cerca debes mover mis hilos, y dejarme mover los tuyos.

miércoles, septiembre 07, 2005

Explicandome

Podría explicarlo diciendo que no me gustas, pero sería una mentira, me gusta tu vida, me gusta verte, me gusta escucharte, sentirte, saberte.
Podría explicarlo diciendo que no me atraes, pero cada vez que te veo mi mente corre a tu lado, cada vez que me llamas estoy ahí, y cuando no lo haces te busco y te presiento.
Podría tratar de explicarlo diciendo que no te amo, pero amor es lo que me mueve a buscarte, a cuidarte, a cultivar una sonrisa en tu cara y protegerla de todo mal, a volver tu felicidad mi prioridad.
La única forma de explicarlo es con las palabras que quiero evadir: me gustas, me atraes, te amo…
¿Cómo evitar que suene esto a una declaración de amor?
Imposible… en realidad eso es.
Una declaración de amor diferente a una declaración de intenciones, no te pretendo, no te busco como pareja, no quiero ser él…
Solo quiero que sepas que ocupas un espacio grande dentro de mí, que tu felicidad dejó de ser un gusto y se volvió una necesidad. Esa parte de mí que ocupas siempre se alimentará de verte contenta, realizada, satisfecha.
Gracias, por llenarme, por darme vida sin siquiera saberlo o sentirlo, por trabajar por tu propia felicidad que se va volviendo la mía… Gracias por dejarme jugar contigo a que soy tu ángel guardián.