martes, noviembre 30, 2004

Un dos tres se quema la Bas

“Las Trais”, que raros son los juegos infantiles, cuando nos volvemos grandes todo tiene que servir para algo, si corro es para estar en forma, para bajar el colesterol, si juego es para ganarle a alguien, para demostrar quién soy… Estamos en plena euforia de los juegos olímpicos, competencia del más alto nivel- ¿Qué pasaría si hubiera liga mundial de “Las Trais”? Mexico clasifica al mundial de la especialidad, Nigeria sigue siendo una potencia de “Las Trais” y se presenta como favorito para el oro en Atenas 2004.
Raro, casi perverso…
Pero ahí no termina, porque tenemos que revisar el reglamento internacional de competencia de “Las Trais”… destaco solo algunos incisos

* Si el competidor no dice “Las Trais” (por el idioma original del deporte) “You’ve got them” “tu las portes” o su equivalente en el idioma de la sede de los juegos, el punto no contará.
* La competencia se realizará a 10 puntos, el competidor que “Las traiga” 10 veces será eliminado, designándose al azar quien “las traerá” para continuar el juego
* Los ganadores serán los últimos tres jugadores que queden, repartiéndose los lugares por la diferencia de puntos o por muerte súbita en caso de empate.
* Habrá dos “bas” en cada cancha, pudiendo usarse indistintamente cada una.
* No vale chicle: chicle se define como….
* Cada competidor podrá “quemar” tres veces “la bas”, solo usando la frase internacional aceptada por la FILTA (Federación Internacional de Las Trais Asociado) “un dos tres se quema la bas”
* Cada competidor podrá usar una vez “bomberos y cubetas”, no habrá otro tipo de extintores para “la bas”
* Para que un toque sea válido tendrá que hacerse de la cintura para arriba y con…
*ningun jugador podrá ocupar “la bas” por mas de 30 segundos
*no se podrá usar el “pidos” de “Las Trais” amateur

Imaginen por un momento a los atletas con sus trajes de neopreno pegados, con gogles, para evitar piquetes de ojo, cada uno en su marca de salida, con los nervios en la cara… ha sido la competencia para la que se han preparado toda su vida… un juez muy elegante ocupa el centro de la cancha, el competidor de Corea ha sido sorteado para “traerlas”, todos los demás en su lugar… el juez levanta la mano con una pistola de salvas… mira su cronómetro… ¡¡¡¡dispara!!!! La tribuna enloquece, todos corren, solo los mejores 4 clasificarán para la gran final… después de 20 segundos un grito estremece a estadio “Las Tlais”….

Que chistoso, cuando éramos niños podíamos estar horas jugando “las trais” sin necesidad de eliminaciones, premios, ascenso a la primera división, etc.
Hoy suena incoherente, de entrada es un juego sin objetivo, por otro lado, quien sea suficientemente hábil (o flojo) como para quedarse en “la bas” e inventar suficientes frases… “bomberos y cubetas” “mangueras y excusados” “jícaras y extinguidores” “regaderas y lagunas” “el mar y los pescados” “cubitos de hielo” “pipa lechera” “mantos acuíferos y represas hidroeléctricas”… podía nunca salir de “la bas” o solo salir y volver de inmediato… … pero como nos divertía verdad…
La vida es como un juego de “las trais” a veces tienes que correr, a veces tienes que perseguir y a veces ser perseguido, y por supuesto, hay periodos en “la bas” de la vida, mientras se quema y hay que correr de nuevo. Hay muchos tipos de jugadores, desde el que le gusta “traerlas” todo el tiempo para perseguir a los demás, el que reta al peligro “toreando” al que “las trae” y casi siempre sale bien librado, el que se esconde en un rincón y quiere pasar desapercibido, los que a todos lados viajan en grupo (o manada) para evitar el peligro, el que corre lo más lejos que puede del que “las trae”, el que apela a la piedad (ya, a mi no, a mi siempre me toca), el que recurre a las reglas (no vale chicle, eso fue chicle, ¡no vale!), el que corre sin darse cuenta de lo que pasa alrededor, que siempre que lo tocan dice “¿tu las traías?”, por supuesto, no puede faltar el tramposo y el que estira las reglas, y por último, queda el que siempre se la pasa en “la bas” para evitar que lo toquen, para no perder… ¿Cómo vives tu vida?
Y otra pregunta, ¿quién “las trae” en tu vida? ¿Quién te hace correr?
¿Tus padres, el trabajo, los estudios, los hijos, una novia(o), una esposa(o), un jefe, el dinero, el poder, la sociedad, la ecología, el futuro, el pasado, Dios, el karma, el horóscopo, los amigos, el deporte?
Yo he estado en todos los papeles, o casi todos, he estirado las reglas, me he escondido, he toreado al que “las trae”, he corrido en grupo y solo… He de confesar, que sobre todo, soy de esos jugadores que usan mucho la lógica, y si me ofrecen un lugar “libre de daño” pues lo tomo, ¿Quién no lo haría? Me pregunto… Vuelvo a los juegos olímpicos, ¿Qué deportista de alto rendimiento finalista olímpico de “las trais” se pondría a torear al Coreano? Su objetivo es claro, 10 puntos y está fuera, para qué jugar con fuego, mejor pasa largos ratos en “la bas” y alejado de quien “las traiga”… irrefutable…
Pero (siempre tiene que haber un pero) ha surgido otra pregunta, ¿Cómo quieres vivir tu vida? puedes ser un “vivo” de alto rendimiento, preparándote para una competencia internacional de “vivir”, revisando las reglas, minimizando los riesgos, viviendo tu vida con miedo de llegar a esos 10 puntos y ser eliminado (eliminado de tu trabajo de tu novia etc.) alejándote del peligro. Por el otro lado, puede ser un “vivo” amateur, que juega por diversión, que puede pasar horas (o años) “viviendo” con emoción, sin saber cuando pierde, pudiendo perder de inmediato o no perder nunca… ¿cual es el objetivo principal de tu juego, divertirte o ganar?… uno no está peleado con el otro, alguien que simplemente se está divirtiendo puede ganar, y nadie negará que ganar es divertido… ¿pero en qué piensas antes de dar un gran paso en la vida? ¿en que es el mejor paso o es lo que más te emociona, lo que mas se te antoja?...

Cuento mi historia, hace ya varios años, en el 2000, me metí en un juego de “las trais” con una mujer que me emocionó muchísimo, la verdad era un juego maravilloso. El juego se prolongó, por mas de tres años, de vez en cuando me echaba mis carreritas, pero pase mucho tiempo en “la bas”… jugué como todo un atleta olímpico, no perdí mas de dos o tres veces, y la verdad me estaba ganado una medalla de oro, algo que me serviría para toda la vida, de qué estar orgulloso, muy muy conveniente. Me imagino el juego con ella, era muy fácil, ella me dejaba estar en “la bas”, la quemaba muy poco… pero como buen niño, ese juego terminó por perder el chiste, casi no había que correr, al final de cuentas, abandoné la competencia, renuncié al medallero, y por cierto, me fui al último de la competencia… (de hecho estoy vetado de la liga). Ahora, estoy metido en otro juego, un juego muy diferente, también maravilloso, llevo mas de medio año corriendo, “la bas” en este juego es bien chiquita, y me la queman todo el tiempo, no se si estoy compitiendo por medallas, eso no tiene relevancia en este momento, he corrido como loco, he estado muy cerca de ser tocado muchas veces, es más, podría decir que por lo menos ya levo dos puntos, dos muy claros (que ni los jueces de boxeo olímpico podrían dejar de ver) y quizá llevo muchos más… Como niño me he estado divirtiendo de lo lindo… es emoción tras emoción, como atleta, estoy preocupado, porque llevo ya varios puntos, y porque mis energía no dan para correr toda una vida con una “bas” tan escasa.
Veremos como termina el juego… espero que nunca termine…

24 de agosto, 2004

Epílogo
Se acabó el juego… duré un año con vida en esa carrera desenfrenada… puedo decir que los últimos tiempos fueron difíciles, eso de correr con nueve puntos en contra es demasiada presión, y más si los jueces están checándote minuto a minuto para expulsarte por cualquier falta al reglamento… Me descalificaron, y no me quedaron ganas para impugnar la decisión… en esta liga juegan con reglas demasiado raras, a veces muy estrictas, a veces muy holgadas, y casi siempre en apoyo al local.
Me voy a buscar otros campos donde se juegue más por diversión que solo por ganar, donde cada juego sea de buen nivel, se corra a gusto y se ría suficiente…
En mi juego caben muchos, quien quiera jugar conmigo está invitado…

30 de noviembre, 2004

lunes, noviembre 29, 2004

La Luna ahora es mía

La luna, nunca entendí por qué causa tanta emoción a los poetas y a los enamorados. Estoy de acuerdo en que emite una luz agradable, da tranquilidad, se ve majestuosa, pero no deja de ser una piedra que refleja el sol a muchísimos kilómetros de distancia de nosotros…
Tiempo después, fui entendiendo la magia de la luna, el secreto está en compartirla, porque está ahí, y porque alguna persona puede verla a kilómetros de distancia, une a los amantes cuando están separados, sirve de testigo de que se reencontrarán, y así como refleja la luz del sol hacia la tierra, sirve de espejo para ver aquello que se añora, aquello que se ama.
Compartí muchas lunas, algunas acompañado, otras a gran distancia pero también con compañía…
Hubo lunas muy dulces, otras más bien amargas, muy amargas, cargadas de tristeza, de rencor, de amargura… Esas fueron mis últimas lunas, lunas que no pude compartir, porque la persona que debía estar a mi lado, al menos en mi mente, insistió en que no ocuparía ese lugar. Insistió demasiado, dejando claro su punto en palabras acciones y actitudes…
Pase más de una noche sin poder ver a la luna, guardándole rencor, hasta que esta misma persona tuvo la brillante idea de añadirle algo a sus amenazas, el término definitivo, también con palabras acciones y actitudes…
Ahora, la luna es algo nuevo, porque puedo verla y no pensar en nadie, no compartirla con nadie, ahora la veo y comparto conmigo la noche, me alegra en las tristezas remanentes del dolor de quien la ocupaba antes… la veo y solo puedo pensar… Ahora es mía, es para mí, la luna ahora es mía…
Y la cara se me llena de sonrisa

29 de noviembre, 2004

El cuento del pesero

Esa tarde, como todas las tardes saliendo de clases, en la esquina pasa el pesero, lleno de estudiantes y habitantes del pueblo que van o vienen a sus ocupaciones. Por el horario, el sol pegará en la mitad de los asientos, haciendo el viaje un poco más incómodo para aquellos que alcanzaron un lugar. De entre los asientos de sombra, solo unos cuantos se libran del desnivel de la rueda que impide bajar los pies o de un espacio reducido que comprime las rodillas. En fin, quizá sean cinco o seis los lugares realmente aptos para un viaje de poco mas de una hora, eso sin tomar en cuenta el olor del vecino, los enfrenones, y vueltas intempestivas. Bien vale la pena caminar diez minutos hasta la base de los peseros, y poder elegir el asiento, la caminata tampoco es muy agradable, esquivando automovilistas o excrementos de perro, tan abundantes en el pueblo. Pero cada tarde, saliendo de la escuela caminaba hasta la base, para tener el mejor lugar, sin llanta, sin sol y con espacio para estirar un poco los pies. El pesero arranca, quedan unos 10 lugares, todos de sol. Durante las primeras cuadras, otros alumnos que no pudieron terminar el viaje hasta la base abordan, algunos se saludan, también abordan algunos habitantes locales, la pelea por los 3 lugares apretados y de sol resulta demasiado fuerte tomando en cuenta la calidad del premio que les espera. El pesero sigue y llega justo a la escuela, y como siempre las señoritas más bellas suben esperando que algún caballero les ceda el lugar, pero no, hoy caminé hasta la base, como todos los días para tener el mejor lugar, mi caminata me da derecho a no darles mi asiento, ellas no hicieron nada por viajar más cómodas. Entonces, sube aquella señora, con el niño en brazos, debe vivir cerca de la escuela. Ya no quedan lugares, incluso los que van de pie ya vienen apretados, me levanto y ella se sienta, agradece discretamente y sin saberlo se queda con el mejor lugar en todo el pesero, creo que nunca se ha dado cuenta, de que siempre es la misma persona la que se levanta y de que siempre su lugar es el mejor, pero viaja cómoda los veinte minutos que dura su viaje, qué mejor razón para caminar hasta la base. Luego, se baja y alguna de las bellas de la escuela ágilmente toma su puesto y yo continuo, otros cuarenta y cinco minutos de viaje de pie.

17 de noviembre, 2003

miércoles, noviembre 24, 2004

Tu ser como tabla salvavidas

Estoy a la deriva, la tormenta fue demasiado fuerte, y las repercusiones son tantas... Me lancé a la mar confiando en sus corrientes, abrí las velas creyendo en sus vientos… mi navío está en el fondo, y yo flotando sin rumbo en el mar aún picado.
De pronto apareces tú, con dos faros iluminando mi noche en la más hermosa torre que podría enmarcarlos, majestuosa, de mármol blanco, sobria, triste.
Tu luz me trae esperanzas, me ayuda a olvidar ese barco viejo cuyo destino, por más que duela, era el fondo del mar. Tu luz me da rumbo, me da fuerza, me da calor…
Es solo una luz a lo lejos, y ya tiene sentido mi deriva… cuantos milagros puedo imaginar cuando llegue a tus costas.
Pero sigo a la deriva, sigo luchando contra un mar oscuro, frío y profundo ¿Qué pasaría si saltaras tú al mar a rescatarme? Podría gritarte pidiendo auxilio… llamarte desde ese remolino sin sentido, y hacerte caer… aferrarme a ti como salvavidas, salir del atolladero, solo para darme cuenta de que tú eres quien se ha ahogado en el proceso…
Me sigo hundiendo mientras pienso en esto, mientras te tengo a ocho números de distancia para pedirte ayuda… para tratar de meterte a mi mar, para ver si escapamos, para ver si salgo o para verte alejarte también a la deriva… te tengo en el horizonte, con una luz que de pronto se vuelve tenue... de pronto brillante… apenas hace cuatro días que divisé tu ser… y ya es mi razón para seguir remando

No voy a llamarte, eres demasiado importante como para arriesgar tu vida en mi tormenta… seguiré tratando de vencer a la corriente… y espero que cuando salga sigas estando en la costa, y seas la misma que ahora, a lo lejos, desde dentro del agua turbulenta, se ve como la más bella torre jamás construida.

Estoy remando hacia ti…

23 de noviembre, 2004