miércoles, noviembre 24, 2004

Tu ser como tabla salvavidas

Estoy a la deriva, la tormenta fue demasiado fuerte, y las repercusiones son tantas... Me lancé a la mar confiando en sus corrientes, abrí las velas creyendo en sus vientos… mi navío está en el fondo, y yo flotando sin rumbo en el mar aún picado.
De pronto apareces tú, con dos faros iluminando mi noche en la más hermosa torre que podría enmarcarlos, majestuosa, de mármol blanco, sobria, triste.
Tu luz me trae esperanzas, me ayuda a olvidar ese barco viejo cuyo destino, por más que duela, era el fondo del mar. Tu luz me da rumbo, me da fuerza, me da calor…
Es solo una luz a lo lejos, y ya tiene sentido mi deriva… cuantos milagros puedo imaginar cuando llegue a tus costas.
Pero sigo a la deriva, sigo luchando contra un mar oscuro, frío y profundo ¿Qué pasaría si saltaras tú al mar a rescatarme? Podría gritarte pidiendo auxilio… llamarte desde ese remolino sin sentido, y hacerte caer… aferrarme a ti como salvavidas, salir del atolladero, solo para darme cuenta de que tú eres quien se ha ahogado en el proceso…
Me sigo hundiendo mientras pienso en esto, mientras te tengo a ocho números de distancia para pedirte ayuda… para tratar de meterte a mi mar, para ver si escapamos, para ver si salgo o para verte alejarte también a la deriva… te tengo en el horizonte, con una luz que de pronto se vuelve tenue... de pronto brillante… apenas hace cuatro días que divisé tu ser… y ya es mi razón para seguir remando

No voy a llamarte, eres demasiado importante como para arriesgar tu vida en mi tormenta… seguiré tratando de vencer a la corriente… y espero que cuando salga sigas estando en la costa, y seas la misma que ahora, a lo lejos, desde dentro del agua turbulenta, se ve como la más bella torre jamás construida.

Estoy remando hacia ti…

23 de noviembre, 2004

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal