Siguiendo al Rastro
Otra vez en la entrada del matadero
Ha pasado por mi mente dejar de ser yo y empezar a ser vaca, ellas solo tiene que ir una vez, y todo termina.
Pero yo estoy formado, con mi ticket en la mano y esperando turno… “atendiendo al…“ dice el letrero de la puerta. Yo espero paciente, ya conozco el proceso, siempre te hacen esperar un poco de más, creo que el sabor del nerviosismo liberado por la espera les agrada, además así llego con los brazos menos fuertes para dar pelea… y además, creo que para estar aquí se tiene que ser un poco sádico, así que no creo que necesiten en realidad una razón…
Casi llega mi turno, en esta ocasión, me trae aquí un intercambio de rehenes… es diferente venir ahora que no soy de casa… pero es igual venir…
Es mi última visita, bueno, se supone que será la última como debieron serlo las últimas 10 veces. Estoy empezando a desconfiar de esta certeza, aunque estoy seguro de que tarde o temprano va a suceder, tarde o temprano no tendré que venir más… si otro día vengo por gusto, otra historia será…
El miedo se ha acumulado conforme se repiten las torturas, pasar a la sección de lavado, a que me limpien la dignidad, seguir a una inspección sanitaria que desde las primeras visitas no pasé y nunca pasaré… de todos modos sigue el proceso…
Se supone que después deben hacerme pedazos y utilizar todas mis partes para un mejor provecho, eso, por supuesto, ya no me toca verlo, porque el paso siguiente es la muerte…
Los empleados del rastro no distinguen, si soy vaca, hipopótamo, caballo perro o persona, y siguen su rutina… si se dieran cuenta de que soy persona quizá tomarían un poco más de precauciones, como por ejemplo no hablar tan quitados de la pena de lo que van a hacer al salir, de lo que comieron, de lo que le pidieron sus hijos a los reyes magos… yo voy pasando por una banda, temblando de terror, y ellos siguen como si nadie fuera a morir… como si fuera lo más normal trabajar ahí quitándole la vida a otros.
Y ya que están tan distraídos… creo que voy a dar un paso al lado de la banda y salirme por la ventana que quedó abierta para que saliera el humo y nadie se diera cuenta de que estaban fumando…
Un paso, dos, de verdad que no se dan cuenta de nada aquí… un salto, un pasillo de puntitas… estoy afuera…
Creo que voy a correr por el campo un rato… eso de visitar el matadero siempre me da sed y ganas de pasear…
Espero no tener que volver a ese lugar, huele a sangre y tabaco y la atencion es pésima… Si no regreso creo que para siempre me voy a quedar con una duda…
¿Qué hubiera pasado si en una de mis tantas visitas me hubiera dejado morir?
No, a manos de ellos nunca
Ha pasado por mi mente dejar de ser yo y empezar a ser vaca, ellas solo tiene que ir una vez, y todo termina.
Pero yo estoy formado, con mi ticket en la mano y esperando turno… “atendiendo al…“ dice el letrero de la puerta. Yo espero paciente, ya conozco el proceso, siempre te hacen esperar un poco de más, creo que el sabor del nerviosismo liberado por la espera les agrada, además así llego con los brazos menos fuertes para dar pelea… y además, creo que para estar aquí se tiene que ser un poco sádico, así que no creo que necesiten en realidad una razón…
Casi llega mi turno, en esta ocasión, me trae aquí un intercambio de rehenes… es diferente venir ahora que no soy de casa… pero es igual venir…
Es mi última visita, bueno, se supone que será la última como debieron serlo las últimas 10 veces. Estoy empezando a desconfiar de esta certeza, aunque estoy seguro de que tarde o temprano va a suceder, tarde o temprano no tendré que venir más… si otro día vengo por gusto, otra historia será…
El miedo se ha acumulado conforme se repiten las torturas, pasar a la sección de lavado, a que me limpien la dignidad, seguir a una inspección sanitaria que desde las primeras visitas no pasé y nunca pasaré… de todos modos sigue el proceso…
Se supone que después deben hacerme pedazos y utilizar todas mis partes para un mejor provecho, eso, por supuesto, ya no me toca verlo, porque el paso siguiente es la muerte…
Los empleados del rastro no distinguen, si soy vaca, hipopótamo, caballo perro o persona, y siguen su rutina… si se dieran cuenta de que soy persona quizá tomarían un poco más de precauciones, como por ejemplo no hablar tan quitados de la pena de lo que van a hacer al salir, de lo que comieron, de lo que le pidieron sus hijos a los reyes magos… yo voy pasando por una banda, temblando de terror, y ellos siguen como si nadie fuera a morir… como si fuera lo más normal trabajar ahí quitándole la vida a otros.
Y ya que están tan distraídos… creo que voy a dar un paso al lado de la banda y salirme por la ventana que quedó abierta para que saliera el humo y nadie se diera cuenta de que estaban fumando…
Un paso, dos, de verdad que no se dan cuenta de nada aquí… un salto, un pasillo de puntitas… estoy afuera…
Creo que voy a correr por el campo un rato… eso de visitar el matadero siempre me da sed y ganas de pasear…
Espero no tener que volver a ese lugar, huele a sangre y tabaco y la atencion es pésima… Si no regreso creo que para siempre me voy a quedar con una duda…
¿Qué hubiera pasado si en una de mis tantas visitas me hubiera dejado morir?
No, a manos de ellos nunca
1 Comentarios:
Acabo de descubrir que estamos vivos...
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