lunes, febrero 28, 2005

Movimientos

Amarré un hilo a mi meñique, ese hilo lo amarré a un palito de paleta, te lo regalé el día que te conocí. Desde entonces has podido moverme, y has jugado con tu regalo, mi meñique aprendió a bailar a tu ritmo. Por esas mismas fechas amarré otro hilo, éste a mi ojo derecho, que ocupó el otro extremo de la tablita y desde entonces me hiciste ver cosas nuevas.

El tiempo siguió pasando, y amarré una soga de mi pierna, la puse en una cruceta, en sus otros extremos amarré un codo, una rodilla y las terminaciones nerviosas de mi mano. Después te regalé mi otra pierna y dos brazos juntos amarrados con hilos resistentes y empezaste a mover mi vida. Amarré un alambre de mi cerebro, otro de mi corazón y un hilo de plata de mi alma, te los regalé todos amarrados, solo así concibo y veo posible el amor…

Conforme pasaban los días, hice muchos amarres sutiles más. Te di amarrados por hilitos: mis tardes, mis sueños, mis proyectos, mis miedos, mis deseos…

No hay culpas, no hay rencores, yo te regalé todos esos hilos, fue mi decisión y no tus peticiones lo que me dejaron amarrado a ti y a tu merced. Unas veces me moviste hacia lugares inimaginables y maravillosos, otras usaste los hilos para llevarme a momentos y lugares profundamente dolorosos. Más de una vez enredaste los hilos, y al final decidiste que ya no querías moverlos, tiraste las crucetas y te fuiste…

Los dolores de los movimientos involuntarios me han quitado las ganas de volver a tirarte hilos, nunca volverás a moverme tanto como te permití hacerlo antes. No porque hayas hecho algo malo con los hilos, simplemente ni a ti te gustó moverme ni a mi los movimientos que hice en tus manos… pero quedan muchos hilos, fueron tantos que quizá nunca logres entender cuantos. Algunos los cortaste tú de tajo, otros los he cortado yo, pero siguen ahí muchos, que no mueves voluntariamente (quiero creer), pero que ante tu presencia siguen bailando. Esos hilos hablan de rencores, de tristezas, de ternuras perdidas, de posibilidades…

Cada día se cortan algunos más y tarde o temprano solo quedarán los esenciales, para convivir como seres humanos… después, si las causas y los azares se prestan, no quiero descartar la idea de regalarte algunos hilos nuevos, delgados para que si me quisieras mover a donde no quiero, se rompan. Pero aún no se vislumbra ese día.

Mientras, ahí sigo luchando, sigo cortando y me seguirás moviendo un poco, cada vez menos… No es obsesión, no es aferrarme, no es vivir en el pasado… Solo que son muchos hilos… solo con muchos hilos puedo entender el amor, y no me importa que me tome tanto tiempo cortarlos y recuperarlos todos… no hay arrepentimiento, no puede haberlo, no conozco otra forma de enamorarme que dando todo ese poder sobre mi, no conozco y no quiero conocer.
¿y tú? ¿Cuántos hilos me dejaste mover? ¿Cuántos quedan? Y sobre todo, ¿cuántos nunca me diste por temor a que te dañara?... ¿Cuántos nunca piensas dar a nadie?

1 Comentarios:

Blogger Roberto Iza Valdés dijo...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

5:11 p.m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal