Reflexiones con Intestinos de Conejo

Y volviste a mi mente a falta de otra… de otra ilusión
Desde fuera se podrían encender luces rojas, aún no te supero…
Sería fácil argumentarlo si volviste a aparecer adentro… ¿Cómo evitarlo?
Cuando estoy feliz vienen los recuerdos felices, y los últimos recuerdos felices fueron contigo…
Cuando mis ánimos bajan salen a flote recuerdos dolorosos… también contigo…

¿Por qué te recuerdo y suspiro si no busco nada en ti?
¿Por qué tu recuerdo me ensombrece el humor si ya estás perdonada y redimida?
¿Por qué todas esas evaluaciones que me hiciste y no aprobé sigo tratando de aprobarlas, si tu calificación dejo de ser la que busco y la que cuenta?
La respuesta es más simple de lo que parece… y es que esos son los últimos recuerdos y evaluaciones que viví tan intensamente, las más presentes por más recientes.

Ya va un buen rato de acumular nuevas historias, felices y dolorosas, de ser evaluado con resultados tanto positivos como reprobatorios, con esas historias se matizan las anteriores, parece que el paso del tiempo si es la mejor cura para los dolores y los recuerdos, siempre y cuando ese tiempo se llene de cosas valiosas, grandes, novedosas…

Tu filosofía se parece al intestino de un conejo, decía un buen amigo… que tiene que seguir comiendo para que el alimento nuevo empuje a los excrementos y puedan salir…

Por más grotesco que sea el ejemplo creo que no hay otro mejor…
Me comí una vivencia… esa vivencia me aportó: vitaminas, energía, proteínas… todo para mi crecimiento y mi buen funcionamiento, pero tarde o temprano esa vivencia se termina de digerir, y se vuelve restos, desperdicios totalmente inútiles, que se pueden pudrir adentro de mi, o pueden ser desplazadas por nuevos momentos, llenos de nutrimentos y de frescura… que dejarán en mi cuerpo, mente y espíritu su legado y energía para luego también dejar de servir y ser desplazados por otros nuevos…
Cada vivencia forma hoy mis huesos, mis músculos, mi cerebro y mi corazón… soy lo que he vivido, mis células comen de ello... me he nutridos de los momentos contigo… ya es parte de mi lo que dejaste y me sirve… lo demás sigue su recorrido por este “intestino de conejo”… cada vez más lejos, opacado por nuevos sabores y vivencias, que a su vez se van a ir…
Aunque coma de la misma hierba o tenga que cambiar de prados en busca de nuevos sabores, de todos modos hay que renovarse… seguir comiendo, seguir generando vivencias… seguirse nutriendo, para seguir vivo…